Cuando planteamos inicialmente la ruta, Malasia no entraba en nuestros planes. Nuestra idea era atravesar Myanmar y entrar en India por las conflictivas provincias del noreste. Luego nos enteramos que Myanmar no puede ser cruzado por tierra. Solo puedes entrar y salir por avion y visitar una zona exclusiva para turistas., Viajando con las bicis tener que tomar aviones resulta bastante engorroso, asi que lo descartamos y optamos por ir bajando hacia el sur de Tailandia, entrar en Malasia y volar a Delhi desde Kuala Lumpur.
Entramos en Malasia sin apenas informacion y sin ninguna idea preconcebida. Eso ha sido lo mejor. Lo poco que hemos podido ver del pais nos ha gustado.
Lo que mas nos ha impactado es la mezcla cultural: malayos (en su mayoria musulmanes), chinos (taoistas o budistas) e hindus (hinduistas) en total convivencia.
Hay un proverbio Touareg que dice: "cuando
el sol pega de espaldas es como llevar su peso en una mochila, si pega de frente es como llevarlo sobre los brazos".
Por
desgracia, dado que en las ultimas jornadas nuestro rumbo ha sido
constantemente sur, hemos comprobado lo cierto de este sabio proverbio.
Sobre nuestras cabezas el sol tostandonos y haciendonos mudar la piel una y otra vez, bajo nuestros pies el asfalto abrasador de los buenos arcenes de las carreteras malayas.
Sobre nuestras cabezas el sol tostandonos y haciendonos mudar la piel una y otra vez, bajo nuestros pies el asfalto abrasador de los buenos arcenes de las carreteras malayas.
Carreretas que a
pesar de estar ademas bien pavimentadas y señalizadas suelen ser rectas
infernales en las que incluso esperas un repecho, un camino de tierra o
una nube negra que rompa la monotonia de la jornada.
Los
conductores son bastante respetuosos pero el problema es que hay
muchos, tal vez por las vacaciones estatales del año nuevo chino.
Los malayos nos han parecido gente simpatica y risueña, bastante amables y muy curiosos. En cada parada siempre habia alguien que se acercaba a saludar y a charlar un rato sobre nuestra vida y la suya. Siempre preguntando de donde somos, si estamos casados, si nos gusta Malasia, si tenemos hijos y si estamos locos por andar en bici con este calor.
Un gran momento fue cuando impresionados por el colorido y la cantidad de gente que vimos, paramos a observar que es lo que pasaba. Era una boda musulmana. No tardaron ni dos minutos en invitarnos a comer, beber te, fumar tabaco raro, charlar y saludar a la novia. Invitacion que, por supuesto, no rechazamos. Fue un momento de los que no se olvidan.
"Al uno por favor". El barbero hizo lo que le dio la gana. El mostacho que le dejo a Koko era descomunal, no era como el de Cantinflas ni como el de Dali, era mas como el de un Mariachi, bien peludo.
En una de las playas de Palau Pangkor nos dimos el ultimo baño de nuestra andadura por el sudeste asiatico. Quien sabe hasta cuando?